La comunidad cristiana en África atraviesa momentos de profundo dolor y prueba. En las últimas semanas, grupos extremistas afiliados a movimientos yihadistas han desatado una nueva ola de violencia que ha cobrado la vida de al menos 20 creyentes en la República Democrática del Congo (RDC) y Mozambique.
Informes recientes confirman que la brutalidad de estos ataques tiene como objetivo directo a quienes profesan la fe en Jesús. En el este de la RDC, específicamente en las aldeas de Mayba y Mazenze, terroristas irrumpieron con violencia, arrebatando la vida de 18 personas y quemando decenas de hogares. Mientras tanto, en la provincia de Cabo Delgado, al norte de Mozambique, otros cuatro cristianos fueron asesinados, obligando a comunidades enteras a huir hacia la selva para salvar sus vidas.
"Una semana de terror y sufrimiento" El obispo Alberto Vera, quien sirve en la región de Nampula (Mozambique), describió la situación como "incomprensible e intolerable". "Fue una semana de terror. Padres e hijos tuvieron que huir... Miles de familias sufren", relató con pesar, haciendo un llamado urgente a la comunidad internacional para no olvidar a estos hermanos.
A pesar del caos, la luz del Evangelio no se apaga. Ministerios locales como Iris Global continúan en la zona, brindando no solo alimento físico a los desplazados, sino también el pan de vida. Will Hart, director de la organización, compartió un mensaje de esperanza en medio de la oscuridad: "El amor parece algo extraño en medio del caos, pero estamos compartiendo la Verdad, que es Cristo, y enseñando cómo perdonar a quienes nos persiguen".
Un llamado a la Iglesia Global Esta tragedia nos recuerda las palabras del apóstol Pablo: "Si un miembro padece, todos los miembros se duelen con él" (1 Corintios 12:26). Hoy, más que nunca, nuestros hermanos en África necesitan saber que no están solos.
Los líderes locales piden una sola cosa: Oración.
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Oremos por consuelo para las familias de los mártires.
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Oremos por protección para los misioneros que deciden quedarse.
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Oremos para que la paz de Dios reine en medio de la tormenta.