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Tu ídolo disfrazado: Cuidado con lo que sube al trono de tu corazón
“Hijitos, guardaos de los ídolos.” — 1 Juan 5:21
Por Administrador
Publicado en 08/12/2025 10:47 • Actualizado 08/12/2025 11:49
Devocionales

¿Y si te dijera que el mayor peligro espiritual no siempre es algo oscuro… sino algo que amás?

Muchos creen que la idolatría solo tiene forma de estatua, yeso o rituales. Pero la Biblia nos muestra otra cara, más sutil, más silenciosa… más peligrosa:
La idolatría aparece cada vez que algo —o alguien— se sienta donde solo Dios debe sentarse.

Y ese “algo” a veces tiene nombre hermoso:
✔ Nuestros hijos.
✔ Nuestro cónyuge.
✔ Ese trabajo que tanto soñamos.
✔ El éxito, las metas, el dinero.
✔ O incluso… nosotros mismos.

No son cosas malas. ¡Son regalos de Dios!
El problema es cuando el regalo ocupa el lugar del Dador.

Jesús lo dijo claro: “Porque donde esté vuestro tesoro, allí estará vuestro corazón” (Mateo 6:21).
Y sin darnos cuenta, el corazón se mueve… y coloca en el centro algo que no puede salvar, sostener ni llenar.

La idolatría moderna no se arrodilla… se prioriza.
No prende velas… prende obsesiones.
No pide rezos… pide tiempo, energía, atención y devoción.

Hoy, vale la pena preguntarnos y responder de manera sincera:
¿Qué está compitiendo por el primer lugar en tu vida?

Si algo te roba la paz, controla tus decisiones, te absorbe más que Dios, o te hace negociar tu fe… no es solo un hábito: es un ídolo disfrazado.

Pero aquí está la esperanza:
Dios no te señala para avergonzarte.
Te llama para ordenarte.
Te invita a volver al centro… a Su presencia.

Tomate un minuto. Cerrá los ojos.
Decile al Señor:
“Padre, quita de mi corazón lo que no debe estar en Tu trono. Te entrego mis temores, mis afectos, mis prioridades. Sé tú el primero… y el dueño de todo en mí.”

 Cuando Dios vuelve al centro, todo lo demás vuelve a su lugar.
Hoy dejá que Él reine… y sentí la paz que solo llega cuando el corazón se rinde.

 

 

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